El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es un trastorno mental caracterizado por la presencia de obsesiones y compulsiones que aparecen de forma repetitiva, produciendo un malestar significativo que puede llegar a ser extremadamente incapacitante. Actualmente, debido a las similitudes clínicas y la presunción subyacente de una disfunción en los circuitos frontoestriatales, el TOC, junto con el trastorno dismórfico corporal, la tricotilmanía y las autoexcoriaciones, entre otros, forman parte de los trastornos del espectro obsesivo, no perteneciendo ya así al grupo de los Trastornos de ansiedad, todo esto descrito en el DSM-5. Entre los síntomas se caracteriza por obsesiones recurrentes, como pensamientos, impulsos o imágenes mentales persistentes, que promueven la ansiedad, junto con compulsiones, como comportamientos repetitivos o actos mentales, que se realizan en respuesta a las obsesiones. Además se acompañan de otros síntomas, son psicorígidos, muy meticulosos con el orden y presentan pensamientos prohibidos relacionados con el sexo, la religión, o sobre dañar a otros o a sí mismos, además de una excesiva idea sobre la limpieza y miedo a los microbios.
El curso del TOC suele ser crónico y progresivo, con fluctuaciones y fases de empeoramiento que dependen de situaciones estresantes. En la mayoría de los casos el sujeto presenta formas leves y nunca llega a acudir a consulta. Los casos graves son menos frecuentes pero producen una discapacidad extrema al interferir ampliamente con la rutina diaria del individuo.
En cuanto a la eficacia de los tratamientos, diferentes estudios sostienen que la remisión espontánea es poco frecuente, siendo el tratamiento de elección una combinación de fármacos y psicoterapia. En relación a los fármacos, se utilizan antidepresivos con acción serotoninérgica para mejorar las ideas obsesivas, siendo los ISRS los utilizados como primera opción por ser los mejor tolerados, y la clorimipramina en caso de mala respuesta a éstos, más potente pero con más efectos secundarios. La psicoterapia emplea técnicas conductuales como la exposición con prevención de respuesta, la cual favorece cambios en la actividad metabólica y disminuye los síntomas.
Otra opción de tratamiento es la estimulación magnética transcraneal (EMT) fue introducida como una técnica neurofisiológica en 1985 cuando Anthony Barker y su equipo desarrollaron una máquina compacta que permitía una estimulación no invasiva de la corteza cerebral. Además, se ha indicado que la EMT podría tener un potencial terapéutico. Su propiedad de excitar o inhibir las áreas corticales mediante un método no invasivo constituye un avance importante en la investigación en el campo de las neurociencias. Algunos estudios han evaluado los efectos terapéuticos de la EMT repetitiva en estudios controlados realizados en pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo que presentaron algunos cambios en su conducta en términos de impulsos compulsivos o mejorías en el estado de ánimo.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos autorizó el 17 de agosto de 2018 la comercialización de la estimulación magnética transcraneal (EMT), un procedimiento que emplea campos magnéticos para estimular las neuronas del cerebro, para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
Referencias:
1. American Psychiatric Association. 5a ed. Washington, DC: Diagnostic and statistical manual of mental disorders, 2014.
2. González J. Manual CTO de Psiquiatría. 9a ed. Madrid: CTO editorial; 2014
3. Martínez-González A. E, Piqueras J. A. Eficacia de la terapia cognitivo-conductual en trastornos afectivos y de ansiedad mediante neuroimagen funcional. Rev Neurol 2010; 50 (3): 167-178.
コメント