Los trastornos depresivos son trastornos mentales que afectan a la población. Se presenta en el 5% de la población general, en la vejez de un 15 a 65 % y del 10% en la población que acude a los centros de salud le provocan un alto grado de discapacidad.
Los médicos de atención primaria, son los primeros profesionales de la salud en asistir a la población, los cuales han de presentar síntomas somáticos de la depresión. Muy pocos presentan síntomas psíquicos.
Es raro que el paciente acuda manifestando claramente que está triste o deprimido, siendo el profesional el que debe descubrir si existe una sintomatología que afecta al área emocional, cognitiva o conductual. Lo común es que la mitad de los pacientes depresivos detectados refieran quejas somáticas, siendo ésta la forma más frecuente de presentación del trastorno del ánimo en Atención Primaria (AP).
El enfermo manifiesta quejas, dolores o sentirse mal, y este malestar lo relaciona con alguna causa orgánica que el médico de cabecera deberá averiguar. Se ha observado que el 69% de los pacientes que acuden a AP y han sido diagnosticados de un trastorno depresivo sólo comunican inicialmente síntomas físicos, lo que dificulta o “enmascara” el diagnóstico. Dentro de los síntomas somáticos, el dolor es la queja más frecuentemente manifestada (el 93% tienen al menos un síntoma físico doloroso).
La vejez es la población con la que con mayor frecuencia acude a los centros de salud, la forma más habitual de manifestarse los cuadros depresivos es a través de síntomas físicos como dolores, cansancio, fatiga, insomnio, pérdida de apetito y otros síntomas inespecíficos. Esta sintomatología no mejora hasta la instauración del tratamiento antidepresivo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha realizado trabajos internacionales sobre la AP y la detección de la depresión, con una amplísima muestra sobre 15 países y con resultados extrapolables a todo el mundo. Al estudiar la somatización en AP han llegando a conclusiones de interés como: la depresión cursa sistemáticamente con síntomas somáticos; no existen síntomas somáticos específicamente asociados a la ansiedad o a la depresión. La OMS encontró que la somatización está distribuida de forma similar por todos los países del estudio, con escasas diferencias e independientemente del tipo de cultura y del grado de desarrollo socio-económico del país.
Cuando la depresión se presenta de forma “típica”, es decir, reuniendo todos los criterios de trastorno depresivo mayor (bajo estado de ánimo, tristeza, llanto, incapacidad para disfrutar, sentimientos de culpa, etc.) los médicos de AP somos capaces de detectar el 91% de los casos. Mientras que en la presentación somatizada el porcentaje de diagnóstico baja a un 56%.
La depresión detectada a tiempo tiene un buen pronóstico. El médico de atención primaria, deberá explorar los síntomas físicos y descartar si se encuentra frente a un trastorno depresivo a tratar o referir a psiquiatría.
Referencias:
1. Artiles Pérez R y López Chamón S. Síntomas somáticos de la depresión. SEMERGEN. 2009;35 Supl 1:39-42
2. Herrán A, Rodríguez Cabo B, Vázquez-Barquero JL. Trastornos depresivos. En: Vázquez-Barquero JL, editor. Psiquiatría en Atención Primaria. 2ª ed. Madrid: Aula Médica Ediciones; 2007.
3. López Chamón S. Manifestaciones clínicas de la depresión. Sintomatología: síntomas afectivos, de ansiedad, somáticos, cognitivos y conductuales. SEMERGEN. 2006; 32 Supl 2:11-5.
4. Gureje O, Simon GE, Üstum TB, et al. Somatización in cross-cultura perspectiva: a World Health Organization study in primary care. Am J Psychiatry. 1997;154:201-6.
5. López Chamón S. Manifestaciones clínicas de la depresión. Sintomatología: síntomas afectivos, de ansiedad, somáticos, cognitivos y conductuales. SEMERGEN. 2006;32 Supl:11-5.
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